La comunicación que bloquea las relaciones personales
La comunicación no violenta enseña que hay algunos modos de comunicación y formas de hablar que incitan a comportamientos violentos, contra los demás y contra nosotros mismos. A esta forma de comunicación es a lo que Marshall B Rosenberg llamaba comunicación que corta la vida o comunicación alienante.
1 – Los juicios moralizantes
Cuando se hace un juicio de valor bueno/ malo, es decir, se dice directamente un pensamiento que nace de un juicio contra el otro, este tipo de frases bloquean la conversación o discusión.
Por ejemplo, decir «esta persona perezosa», «el problema contigo es que eres muy egoísta», «esto no es correcto», etc, son ejemplos de juicios hacia la otra persona.
La comunicación alienante nos encierra en un mundo polarizado entre el bien y el mal, en un mundo de juicios. Si mientras hablamos juzgamos a los demás, por lo que dicen o por su comportamiento, y determinamos lo que es bueno o malo, normal o anormal, responsable o iresponsable, inteligente o estúpido, etc, nos estamos alejando de una comunicación eficaz hacia la comprensión del otro.
Por el contrario, si somos capaces de frenar el ímpetu crítico, ser objetivos y abrirnos a una comunicación más auténtica y bondadosa con el otro, lograremos comprender la profundidad del conflicto para encontrar soluciones.
2 – Las comparaciones
Otra forma de juzgar son las comparaciones. Cuando nos comparamos con los demás generamos una serie de ideas negativas que van a bloquear la verdadera comunicación. Las comparaciones negativas o positivas nos meten en un mundo ficticio donde no intentamos comprender la realidad sino satisfacer al Ego qué pretende ser mejor o a veces peor que otra persona. Esto genera un muro que no permite comprender al otro ni a uno mismo.
3 – El rechazo de la responsabilidad
Cuando negamos nuestras responsabilidades vivimos también en la ficción sin querer ver cara a cara la realidad de la vida. Esto impide que el individuo sea plenamente consciente de que el es el responsable de pensamientos, sentimientos y actos.
En un lenguaje corriente, una expresión como… «debo de …», o una frase como …»hay cosas que hay que hacer quieras o no quieras», suprime la responsabilidad personal de sus actos.
Igualmente cuando culpabilizamos a los demás, con frases como «tú me dijiste de hacer esto», o «yo lo hice porque mis amigos también lo hacían» o incluso frases como» yo hice esto porque era más fuerte que yo». Todas estas formas de hablar niegan la propia responsabilidad.
4 – Otras formas de comunicación alienante
Otra forma de comunicación alienante es cuando exprimimos nuestros deseos con forma de exigencia. Por ejemplo le pedimos a alguien que haga algo por qué creemos que está obligado. Por ejemplo cuando los padres, solo por ser padres, creen que sus hijos deben hacer ciertas cosas y les dicen de forma agresiva que lo hagan.
No está en nuestro poder el hacer que alguien haga algo. Son formas agresivas muy sutiles de comunicación equivocada.
Otra forma de comunicación alienante es pensar que alguien merece un castigo, conforme a sus acciones. Esto también es un juicio y bloquea una comunicación verdadera.
Una frase como por ejemplo …»El merece ser castigado por eso que ha hecho», es, ya en un primer momento, revelador de un estado de ánimo agresivo contra aquella persona que suponemos ha hecho algo mal y se llama a un castigo para obligarle a arrepentirse o a remediar su comportamiento. Esta no es la forma eficaz de comunicarse para encontrar soluciones a comportamientos que nos molestan.
Otras veces la comunicación alienante nace de ideas filosóficas y políticas muy profundas, un lenguaje qué tiende a etiquetar, a categorizar, exigir etc, antes que a tomar conciencia de nuestros sentimientos y nuestras necesidades.